La Unión de Juventudes Comunistas de
España, en un manifiesto junto a otros colectivos, plataformas y
organizaciones juveniles, quiere mostrar su solidaridad con los
militantes de los CJC-PCPE que afrontan hoy un juicio político tras un
montaje policial de los Mossos d´esquadra. A continuación reproducimos
el texto del comunicado unitario y las organizaciones, colectivos, y
movimientos que lo apoyan:
El pasado 11 de noviembre de 2007 el
joven antifascista Carlos Palomino murió tras una puñalada en el corazón
a manos del militar nazi del ejército español Josué Estébanez. Ese
día, las juventudes del partido fascista Democracia Nacional habían
convocado una manifestación llamando al racismo y la xenofobia en el
madrileño barrio de Usera. Esta concentración fue autorizada por la
delegación de gobierno, en uno de los barrios con mayor población
inmigrante de la Comunidad de Madrid, donde trabajadores y trabajadoras
de diferentes nacionalidades conviven a diario.
Cientos de antifascistas se dirigían al
metro a tratar de impedir la barbarie que suponía la celebración de la
manifestación y el fascista asesino se preparó bien para acabar con la
vida de quien fuese necesario. Antes de que subiesen al tren empuñó la
navaja y una vez en el vagón, comenzó su estrategia de provocación, a
la que el coraje de Carlos respondió revelando la condición de fascista
del militar, lo cual fue suficiente para acabar con su vida de una
sola puñalada.
Tras los hechos y pese a la manipulación
de los medios de información del sistema, que trató de situar lo
ocurrido como un enfrentamiento de bandas callejeras violentas, la
indignación salió a las calles exigiendo justicia para el asesino de
Carlos y el cese inmediato de la autorización por parte del gobierno
para que el fascismo campe a sus anchas por las calles. Esto sucedió en
todo el Estado, también Barcelona. Allí, la manifestación convocada por
diversas asociaciones, colectivos y plataformas antifascistas no pudo
transcurrir con normalidad. Ese día la presencia de los mosssos
d´esquadra estaba perfectamente organizada para impedir el desarrollo de
la misma. Desde el inicio trata de impedirse la manifestación, y
cuando la cabeza de la misma había avanzado 400 metros, se produce una
violenta carga policial a manos del cuerpo dirigido por el consejero
del interior de la Generalitat catalana Joan Saura- quien no sólo es
responsable de esta violencia contra los antifascistas, sino que pesa en
sus espaldas toda la violencia ejercida contra las movilizaciones
estudiantiles que se dan en el marco del proceso de bolonia, o contra
otros movimientos sociales- que disuelve la manifestación. El resultado
son decenas de heridos y detenidos en un escenario de conmoción
social imposible de justificar, ya que la violencia se extiende a la
zona comercial próxima de Passeis de Gracia y acaba afectando a los
transeúntes.
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