Desde la Unión de Juventudes Comunistas de España, mostramos
nuestro rechazo al “II Acuerdo para el Empleo y la Negociación
Colectiva”, pactado entre las organizaciones empresariales CEOE y CEPYME
y los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO.
Los contenidos de este acuerdo, que giran en torno a la negociación colectiva, la flexibilidad interna y los recortes salariales, suponen un nuevo retroceso en cuanto a poder adquisitivo de la clase trabajadora, así como en cuanto a derechos conseguidos por esta en los momentos de avance de la lucha de clases. En la fase actual, donde a los trabajadores y trabajadoras se nos está recortando salario indirecto (sanidad, educación y otros servicios sociales), es inasumible que se nos pretenda recortar también el salario que directamente recibimos por la venta de nuestra fuerza de trabajo.
En la práctica, el establecer un techo de incremento salarial que fluctúe entre el 0,5 y el 0,6% supone la pérdida de ingresos en los bolsillos de los trabajadores y el aumento de los beneficios empresariales, ya de por sí ingentes e insultantes para vivir una época de crisis.
Además de esto, se facilita la flexibilidad interna y la movilidad funcional, cuyas consecuencias serán el descenso en la contratación de empleados eventuales para cubrir bajas y repuntes de trabajo, además de aumentar el nivel de explotación y estrés de los trabajadores y trabajadoras de plantilla. En este acuerdo surge una nueva fórmula denominada “flexibilidad extraordinaria”, que da vía libre al capitalista para reordenar a su antojo las jornadas, los horarios y el puesto desempeñado por sus asalariados y asalariadas sin necesidad de que existan razones objetivas y probadas.
Otro de los ejes centrales del Acuerdo, que no tiene carácter vinculante con respecto al Gobierno y la Reforma Laboral, es el de la Negociación Colectiva. Una vez más, se vuelve a acercar a las pretensiones patronales de la eliminación de los convenios colectivos sectoriales, provinciales y autonómicos, queriendo impulsar la negociación a nivel de empresa. Esto significa menos capacidad de presión de los trabajadores hacia sus empleadores.
Por otra parte, y más allá de los contenidos propios del Pacto, debemos mostrar también nuestra desaprobación al método de trabajo realizado por los sindicatos, que apostando por lo ‘menos malo’ en vez de por mejores condiciones, se dencatan por la via de la concertación a la baja, en vez de por la del binomio negociación/movilización.
Desde la UJCE entendemos que este no es el camino correcto, y apostamos firmemente por un cambio en las maneras de hacer sindicalismo, por la participación de las bases sindicales en decisiones de esta envergadura, y en definitiva, por un sindicalismo de clase y combativo que no anteponga los intereses propios a los de la clase obrera en general. Llegando a un pacto de este tipo, en el que las organizaciones sindicales claudican una vez más, el Gobierno consigue dos objetivos; por una parte desacreditar aún más a los sindicatos y la lucha sindical, y por otra que su Reforma cuente con un respaldo de los agentes sociales, lo que les presupone la paz social.
Por todo ello, desde la Juventud Comunista reiteramos nuestra más enérgica repulsa a la firma de este tipo de acuerdos, y animamos a la unidad de la juventud en la lucha contra los recortes. Hoy en día es más necesaria que nunca que lo trabajadores y trabajadoras nos organicemos, tanto en los centros de trabajo como en la calle y en los barrios, para poder construir alternativa desde abajo a este un sistema que nos quiere esclavos y sumisos.
Los contenidos de este acuerdo, que giran en torno a la negociación colectiva, la flexibilidad interna y los recortes salariales, suponen un nuevo retroceso en cuanto a poder adquisitivo de la clase trabajadora, así como en cuanto a derechos conseguidos por esta en los momentos de avance de la lucha de clases. En la fase actual, donde a los trabajadores y trabajadoras se nos está recortando salario indirecto (sanidad, educación y otros servicios sociales), es inasumible que se nos pretenda recortar también el salario que directamente recibimos por la venta de nuestra fuerza de trabajo.
En la práctica, el establecer un techo de incremento salarial que fluctúe entre el 0,5 y el 0,6% supone la pérdida de ingresos en los bolsillos de los trabajadores y el aumento de los beneficios empresariales, ya de por sí ingentes e insultantes para vivir una época de crisis.
Además de esto, se facilita la flexibilidad interna y la movilidad funcional, cuyas consecuencias serán el descenso en la contratación de empleados eventuales para cubrir bajas y repuntes de trabajo, además de aumentar el nivel de explotación y estrés de los trabajadores y trabajadoras de plantilla. En este acuerdo surge una nueva fórmula denominada “flexibilidad extraordinaria”, que da vía libre al capitalista para reordenar a su antojo las jornadas, los horarios y el puesto desempeñado por sus asalariados y asalariadas sin necesidad de que existan razones objetivas y probadas.
Otro de los ejes centrales del Acuerdo, que no tiene carácter vinculante con respecto al Gobierno y la Reforma Laboral, es el de la Negociación Colectiva. Una vez más, se vuelve a acercar a las pretensiones patronales de la eliminación de los convenios colectivos sectoriales, provinciales y autonómicos, queriendo impulsar la negociación a nivel de empresa. Esto significa menos capacidad de presión de los trabajadores hacia sus empleadores.
Por otra parte, y más allá de los contenidos propios del Pacto, debemos mostrar también nuestra desaprobación al método de trabajo realizado por los sindicatos, que apostando por lo ‘menos malo’ en vez de por mejores condiciones, se dencatan por la via de la concertación a la baja, en vez de por la del binomio negociación/movilización.
Desde la UJCE entendemos que este no es el camino correcto, y apostamos firmemente por un cambio en las maneras de hacer sindicalismo, por la participación de las bases sindicales en decisiones de esta envergadura, y en definitiva, por un sindicalismo de clase y combativo que no anteponga los intereses propios a los de la clase obrera en general. Llegando a un pacto de este tipo, en el que las organizaciones sindicales claudican una vez más, el Gobierno consigue dos objetivos; por una parte desacreditar aún más a los sindicatos y la lucha sindical, y por otra que su Reforma cuente con un respaldo de los agentes sociales, lo que les presupone la paz social.
Por todo ello, desde la Juventud Comunista reiteramos nuestra más enérgica repulsa a la firma de este tipo de acuerdos, y animamos a la unidad de la juventud en la lucha contra los recortes. Hoy en día es más necesaria que nunca que lo trabajadores y trabajadoras nos organicemos, tanto en los centros de trabajo como en la calle y en los barrios, para poder construir alternativa desde abajo a este un sistema que nos quiere esclavos y sumisos.
La patronal ordena
El Gobierno Impone
¡La Juventud responde!
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