En los últimos días venimos asistiendo a lo que parece ser el último acto de una larga puesta en escena por parte de las principales potencias imperialistas en su estrategia de dominación global, que tiene uno de sus principales escenarios en Oriente Medio.
Tras los importantes desarrollos que se han dado en el último año en Siria, donde por un lado se intensificó la entrada de mercenarios por las fronteras con Jordania y Turquía, financiados por los países del golfo, transformando el escenario de una serie de frentes a una guerra total en casi todas las provincias del país, por otro quedo cada vez más patente al pueblo sirio cuál era el carácter terrorista, sectario y genocida de los llamados “rebeldes”, agrupados en el ELS pero divididos entre diversas facciones entre las que está Al Qaeda y otros grupos, los cuales han protagonizado diversos y comprobados ataques a la población civil.
Dicha situación había sido controlada casi por completo, tanto por las sucesivas victorias militares, como por el apoyo creciente de la población siria al ejército nacional en su lucha contra lo que ya es evidentemente una agresión extranjera, a pesar de que los mercenarios controlan puntos estratégicos desde los cuales combinan la lucha frontal contra el ejército, con una guerra de baja intensidad (atentados, asesinatos selectivos).
Este debilitamiento, sumado a la desunión interna de la “oposición” tanto en el frente militar como en el político, donde hay facciones muy marcadas y en ocasiones enfrentadas entre ellas, haciendo más difícil la resistencia contra los contraataques del ejército.
A pesar de la derrota de su estrategia inicial, las fuerzas imperialistas lideradas por EEUU, pero secundadas plenamente por la Unión Europea, Turquía, las petromonarquías del Golfo e Israel, no ha renunciado a su objetivo de destruir y controlar Siria, objetivo necesario para la entrada de sus monopolios en la región, para darle impulso a la economía a través de las necesidades armamentísticas y derivadas en general de la guerra, para el control de un punto geoestratégico clave, para poner un punto final más a la cuestión Palestina, para allanar el camino a una posible intervención en Irán así como para disputar la hegemonía mundial a China y Rusia.
Las amenazas emitidas por los EEUU así como otros líderes del polo imperialista europeo, junto con el desplazamiento de tropas, aviones y navíos de guerra a las cercanías de Siria, apoyadas por las bases de la OTAN en cada uno de los países miembros de esta organización genocida, constituye un paso más en la prepotencia imperialista, que muestra su desprecio más absoluto al derecho internacional, ante el que la comunidad internacional y los mecanismos de protección del derecho internacional hacen de nuevo oídos sordos.
El argumento esgrimido de protección de civiles ante supuestos ataques con armas químicas, aun sin comprobar, carece absolutamente de toda lógica, dada la presencia de inspectores de la ONU, y de que el ataque ha sido en circunstancias absolutamente improbables para el ejército sirio. Esto, sumado a la detención reciente y confirmada de varios mercenarios portando grandes cantidades de gas Sarín y al hecho de que tanto Israel, como Arabia Saudita y EEUU son los mayores productores de esta arma, demuestra una vez más la hipocresía y las mentiras del imperialismo que nos recuerdan a aquellas que se usaron con la guerra de Irak.
Ante estos hechos, desde la Unión de Juventudes Comunistas de España declaramos que:
El Capitalismo necesita otra guerra, somos los pueblos
del mundo los únicos que podemos pararla
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