Debido a la crisis capitalista el
gobierno español viene imponiendo una estrategia de austeridad que hace de la
universidad un instrumento de los monopolios para recomponer su ciclo de
acumulación y para adaptar a la clase trabajadora en formación a unas condiciones
estructurales de paro y precariedad mediante la descualificación acedémica o
directamente mediante la expulsión del sistema educativo.
La brutal subida de tasas
universitarias (hasta el 100% en algunos territorios), sumado a las
restricciones en la política de becas ha generado consecuencias sociales
dramáticas sobre las que volveremos más adelante. También una estrategia de
endeudamiento estudiantil que lleva a propuestas de generalizar las
becas-préstamo a todos los niveles, con el riesgo de generar una burbuja de
deuda estudiantil para saciar los intereses del capital financiero.
Debido a la subida de tasas y a los
recortes en becas presentes y futuros –este curso 35.000 estudiantes perdieron
su beca y con la política que ha propuesto el gobierno para el próximo curso
pueden ser hasta 85.000– se generaliza el fenómeno del estudiantado que no
puede pagar su matrícula universitaria.
Este hecho está produciendo un aumento considerable
de los “desahucios estudiantiles”, de los estudiantes que son excluidos de la
universidad por motivos económicos.
Más de 30000 son los estudiantes en
riesgo de expulsión. Es una manera para el capitalismo de deshacerse de la mano
de obra sobrante en una situación laboral de paro y precariedad.
Frente a planteamientos maximalistas
que de facto rehuyen afrontar las problemáticas concretas que sufre la
comunidad universitaria, es necesario poner en valor las victorias parciales
conseguidas cuya importancia de cara a fuera radica en su capacidad de sumar a
los conflictos a más sectores de la comunidad educativa, con vistas a construir
movilizaciones sociales amplias por la educación pública.
Sin embargo, desde la Juventud Comunista
consideramos que es necesario incrementar el carácter social de la lucha por la educación pública,
implicando al resto de movimientos sociales que luchan por los servicios
públicos y los derechos sociales, así como remarcando el carácter
anticapitalista de la lucha por una universidad para todas que pasa actualmente
por la lucha general por la democracia y los derechos de la clase obrera, por
la superación del actual régimen construido para sostener los intereses de los
monopolios.
Nuestras condiciones como estudiantes van a empeorar por los
efectos que tienen las medidas en educación ya señaladas, a lo que se une una
más que probable reforma del sistema universitario, nuevas subidas de tasas, la
aprobación de la LOMCE
en el Parlamento, etc.
El actual gobierno del Partido Popular, siguiendo el ejemplo
del Partido Socialista cuando gobernaba, no responde a los intereses de la
ciudadanía sino a los mandatos de la troika y la UE.
Las demandas que exigen una universidad pública al servicio
de las mayorías son incompatibles con un régimen que no puede institucionalizar
ninguna reivindicación sin sustanciales transformaciones en su estructura, y
por ello el gobierno que ha vendido la soberanía de los ciudadanos a la Troika y los monopolios es incompatible
con una educación pública para todas y todos.
Por ello la Juventud Comunista llama
al conjunto de estudiantes universitarios a organizarse contra los ataques del
capital, a reclamar una universidad accesible
para la clase trabajadora, a decir bien alto que ni toleraremos expulsiones por
no poder pagar precios abusivos ni nos hipotecaremos para poder seguir estudiando.
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